Hago esta reflexión pues me sorprende encontrar personas en nuestra sociedad que tergiversan el significado y conceptos de palabras intentando que mueran. Seguramente como muchos me doy cuenta que nos faltan palabras que alguna vez tuvimos. Luego divago y reconozco que las palabras no faltan, sino sus significados. Estos han sido atrofiados y desvirtuados por el tiempo… en realidad por nosotros. Poco a poco casi sin darnos cuenta vemos que aquellas palabras que nos inspiraban, motivaban, impulsaban y nos ayudaban a enfrentar retos perdieron credibilidad, convirtiéndose en palabras de la autoayuda mas barata. Palabras como: libertad, fe, esperanza, justicia, honorabilidad, humildad, honradez, amor, verdad y muchas otras, hoy resultan tener menos efecto que lo que tenían antes. En fin la retórica y demagogia sustituyen al significado y concepto. A pesar de que puede parecer un problema ínfimo, no lo es. Palabras nobles, importantes y necesarias para el desarrollo de un pensamiento y conciencia crítica de un pueblo hoy se ven como clichés.
No mencionaré todas, pues seria imposible, sin embargo hay palabras que son medulares, que su significado y uso deben ser protegidos por una sociedad que quiere progresar. Una de esas, por ejemplo, es la VERDAD. Triste es ver como se ha tornado en una que es arropada por la arbitrariedad y relatividad, llegando al punto que toda verdad la queremos convertir en circunstancial. Esto es solo un ejemplo de lo importante que es nuestro lenguaje e idioma. No importa cual sea, las palabras deben ser puestas siempre en acción, pero con la significación adecuada siempre mirando en la progresión positiva de un grupo, de un pueblo.
Los líderes que tenemos y escogemos han herido de muerte muchas de estas palabras al punto de matarlas. Muchas de ellas mueren en lo podrido de sus discursos prefiriendo institucionalizar otras como corrupción o impunidad, etc. Algo que no debemos permitir más. El adoctrinamiento cambiando la significación del vocabulario que debemos o no utilizar debe acabar. Hay que ver y sobretodo entender las cosas tal como son, sin filtros que personas con ínfulas de grandeza y posiciones de poder pretenden cambiar, asesinando las pocas palabras vivas y con fuerza que nos quedan.
No dejemos que piensen, analicen y traduzcan por nosotros. Si no lo hacemos nosotros estamos destinados a estar de luto por mucho tiempo. Es nuestro deber impostergable rescatarlas de quienes las usan irresponsablemente para controlar, confundir y lastimar a este país. Soy de los que piensan que detalle a detalle vamos mejorando nuestro entorno social, no importa lo pequeño que nos parezca la idea o aportación. Usemos esas palabras con el valor que tienen y no por el valor que le otorgan seres que buscan solo su conveniencia.
CHRISTOPHER CASTILLO CINTRÓN
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