miércoles, 5 de octubre de 2011

IMAGINACIÓN

Vivimos en un mundo imaginario.  Hoy día sigue pertinente una conocida frase de Albert Einstein “…la imaginación es más importante que el conocimiento…” esto aunque cada día veamos menos imaginación en nuestros actos.  La imaginación posiblemente es la más importante posesión que nos distingue del resto de las especies.  Algunos dicen que la diferencia es razonar o analizar o crear, etc., sin embargo para todas las diferencias que establezcamos la imaginación es la base y principio de todas ellas.  Sin ella no sabríamos como ni que comer, como solucionar problemas, como comunicarnos, como vestirnos, como hacer, como amar.  Mientras menos imaginemos más nos alejamos de solucionar nuestras situaciones, más nos alejamos unos de otros engrandeciendo mucho el individualismo que comienza a caracterizarnos.

Imaginamos nuestros entornos, tanto físicos como mentales y lo hacemos a conveniencia.  Esta conveniencia debería ser colectiva.  El problema es que a pesar que nos organizamos, nuestros grupos son cada vez más pequeños al punto que existen muchos “grupos” de uno.  Sin embargo, siempre que exista ese “uno” habrá una luz que podría ser perseguida por muchos.  Es esperanzador pero escaso, lo que permite a supuestos “líderes” subir y ser seguidos por multitudes logrando solo su propio beneficio o el de algunos.  

Ya basta de ver problemas, hay que comenzar a imaginar, a ver situaciones y oportunidades de mejorar.  Hay que verlas puntualmente e ir atendiéndolas una a una con creatividad, recordando que el abarcar mucho nos hace apretar poco.  No pretender que las cosas puedan cambiar haciendo lo mismo que antes, no es claudicar en los intentos es poder ver con mayor imaginación las posibles soluciones.  Esto automáticamente nos permitirá ver muchas más opciones para determinada situación.  Las grandes crisis nos obligan a imaginar y llegó ese momento.  Es hora de progresar, estableciendo bases más sólidas donde la imaginación guíe la dirección de un país, no la demagogia de algunos.  

Tenemos que imaginar, urgentemente, una mejor educación.  En su mayoría los puertorriqueños ostentamos una educación formal básica, y ¿qué pasó entonces?, perdemos imaginación para crear procesos educativos que aporten algo más que saber escribir y leer.  Aunque tengamos esa educación formal, quizás de la que más carecemos es la educación informal y social.  Esta última refiriéndonos a la educación espontánea de cada pueblo, la que utilizamos todos los días, que es la que enfatiza en valores y herramientas sociales que empleamos para desarrollar empatía con los demás.  Aceptemos de una vez que el país que no invierta en su educación esta destinado al fracaso.  Sin embargo preferimos invertir más en elementos opresivos que en la educación, esto sin darnos cuenta que es uno de los principios de la autodestrucción de una sociedad, además que hace del país uno vacío, sin imaginación y sin aspiraciones, condenados al conformismo de ser nada.

Esos detalles, que construyen a cada ser humano y que son la médula de nuestras relaciones, quizás es lo principal a atender.  ¿Cómo? Pues la verdad no sé, pero en la búsqueda y en ese camino debemos evaluar nuestros actos y mejorar, eso es un comienzo.  Todos debemos preguntarnos: ¿quién era, qué soy y en qué me he convertido?, sencilla pregunta de compleja respuesta.  Pero es impostergable que miremos dentro haciendo esta pregunta, quizás la respuesta está más cerca de lo que creemos.  Al final somos solo lo que imaginamos.

CHRISTOPHER CASTILLO CINTRÓN

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